La publicidad en línea, conocida como publicidad de pago, consiste en que los anunciantes pujen por participar en subastas en tiempo real para mostrar sus anuncios en una red o plataforma específica para un público concreto. Gracias a los algoritmos de las plataformas publicitarias, puede dirigirse a personas que buscan productos específicos o con determinados intereses o comportamientos, lo que aumenta sus posibilidades de llegar al público deseado a través de anuncios en línea.

Al gestionar los perfiles de los clientes en las plataformas publicitarias, el especialista en marketing tiene que cambiar de uno a otro todo el tiempo. Cerrar la sesión de un perfil e iniciar inmediatamente la de otra cuenta. Los sistemas antifraude tratan todas estas acciones como sospechosas. Por ello, los sistemas de las plataformas exigen al usuario que inicia sesión que introduzca un código de un SMS que ha llegado al teléfono del propietario de la cuenta. Este procedimiento puede repetirse dos veces al día. Como resultado, los clientes pierden la paciencia. Y junto con esto, el público objetivo tiene cada vez más dudas sobre la profesionalidad de los especialistas de la agencia. Esto, junto con la acción de otros factores negativos, conduce no sólo a la pérdida de reputación, sino también a graves pérdidas financieras para la empresa.